viernes, 8 de enero de 2010
Se detuvieron a disfrutar. Pausadamente hicieron suyo ese rincon, el rincon de los objetos personales, de las risas estridentes y contagiosas, de la alegria desbordada, de la improvisación desmesurada, de intimidad y poca vergüenza. Dentro de ese remolino todo parecia natural y lo cierto es que no lo era. Alli en medio, con lo puesto y por poner, se apropiaron de ese rincon, medio suyo medio nuestro. Parecian viajeros, parecian felices, lo eran, lo fueron.
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